martes, 23 de abril de 2019
Laura
Antes de nada, permíteme pedirte perdón. Perdón por no haber sabido dejar atrás todo aquello que me encadena a ti, por no ser capaz de avanzar al mismo paso que los días. Te pido perdón, Laura. De verdad.
Sé que eras la primera que quería que tu memoria fuese lo que me diera fuerzas, y no al revés. Nunca podré encontrar palabras suficientes como para poder explicarte el esfuerzo tan desesperado que llevo realizando desde que te fuiste. Esfuerzo por no rendirme ante la más nímia de las adversidades, por no abandonarme al pozo oscuro en el que se convirtió mi mente ante tu partida. Es una carga con la que debo lidiar cada día de mi vida, y no he dejado de luchar por aliviar su peso. Pero no consigo librarme de ella.
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