martes, 8 de marzo de 2016

Limbo

¿Habéis sentido alguna vez que nada de lo que ocurre a vuestro alrededor tiene relación con vosotros? Como si el mundo fuese por un camino y tú por otro. Tus alegrías o decepciones se reducen a cómo cosas banales entran o salen de tu vida, pero en ningún momento sientes que estés viviendo como los demás. Simplemente estás en el limbo.

Es como si estuvieras esperando a que algo, no sabes el qué, pase para volver a poner en marcha tu vida. Pero no pasa nada. No es frustrante, porque realmente no entiendes ni a qué estás esperando ni el por qué; pero sientes que no pasa. Además, no es algo pequeño. Algo en tu mente te dice que sea lo que sea que vaya a pasar va a ser importante, que será un punto y aparte en tu vida o que, por lo menos, te hará romper con lo cotidiano. Por ello, lo esperas incluso con impaciencia mientras los días se escapan sin pena ni gloria.

Cuesta adaptarse a esta situación, porque suele darse después de una etapa brutal y dolorosa. Pueden haberte pasado mil cosas que te hayan hecho estar hundido durante ese periodo, pero todas pasarán a un segundo plano cuando entres en el limbo. Cuando eso pase, todo parecerá tener una importancia nímia -o directamente nula- y no sabrás muy bien qué hacer con nada. Las mañanas ya no parecen una nueva oportunidad de la vida para disfrutar ni un castigo con el que todos los malos pensamientos vuelven a azotarte; simplemente serán "mañanas". Una detrás de otra, sin ninguna importancia especial.

Será como el que observa en silencio el rodaje de una película.

Puedes ver lo que pasa, porque lo tienes ante tus ojos, y podrás escuchar, tocar y entender cualquier cosa que forme parte de esa 'escena', pero tú no formarás parte de ella. Tú "verás", no "vivirás".

Y, como digo, la verdad es que no es una sensación que te haga estar mal contigo mismo ni con la vida, pero aburre. Sentir, vivir y experimentar cada día, cada semana, cada mes lo mismo sin sentirte parte de tu propia vida acaba desgastando a cualquiera. Puede que del limbo salgas bien, sin haber sentido nada pero recuperando poco a poco tu vida, o puede que no. Puede mientras estés en él, tu mente se obsesione con cosas que antes no tenías en cuenta y ahora parezcan haber cobrado una importacia mayúscula. Un recuerdo, un anhelo, una costumbre desagradable; puede ser cualquier cosa. Si eso pasa, volverás a sentir que la vida avanza, pero no del modo en el que deseas que lo haga.

Aunque una cosa hay que agradecer a esta sensación de indiferencia general: por lo menos no duele.


No hay comentarios:

Publicar un comentario