El año no empezó mal. En enero disfruté de unas navidades geniales y aprobé el examen teórico de conducir. Puede parecer una tontería, pero cuando consigues una licencia como esa sientes que estás creciendo, que maduras. Es algo bueno y malo a la vez.
Marzo probablemente es uno de los mejores meses que he pasado en mi vida. El día 10 conseguí aprobar el examen práctico de conducir (mi vida básicamente era jugar a la play por las mañanas y conducir por las tardes, no nos vamos a engañar) y el 22 conocí a mi enana; todo en el mismo mes. Conocer a alguien no suele ser algo tremendamente especial, pero cuando la persona que conoces acaba siendo la que más quieres en tu vida, la cosa cambia.
Esos primeros tres meses, y sobretodo el tercero, acabaron condicionando todo: el desarrollo del año, mi comportamiento, mi forma de ser... Todo. A veces me sentía un poco inútil porque tenía que esperar hasta septiembre para entrar en la universidad y en casa no hacía nada. Sólo podía ir haciendo ejercicios del libro de preparación para el First Certificate de inglés (cuyo nivel había dejado atrás hacía ya dos años por lo menos) y poco más. Iba al gimnasio por las tardes, cosa que me encantaba, pero realmente sentía que un año así no se iba a repetir, por lo que lo aproveché para descansar y disfrutar de la tranquilidad que te da saber que ya estás dentro de la carrera aunque tengas que esperar para empezar el curso. Fue la hostia, no nos vamos a engañar.
Mi vida se volvió una maravilla local. Era magnífica, pero todo pasaba en un espacio muy pequeño (mi barrio y el gimnasio, básicamente). Twitter me permitió seguir conociendo gente maravillosa por los que siempre guardaré (y guardo) un brutal aprecio. Pude, también, reencontrarme con el periodismo que me gustaba en Templo Jugón y dedicarle más tiempo; no para ganar visitas sino para ejercitar mi estilo, para depurar mi redacción. Todo, de nuevo, dentro de casa.
En verano, absolutamente todo fue a mejor. Me sentía más querido que nunca, salía casi cada día al gimnasio o a la piscina con los amigos y me levantaba sabiendo que podía disfrutar de mi ración de anime y videojuegos diaria. Escribir en el blog también me llenaba mucho, y adoraba sentir que era bueno (o por lo menos, esa era mi opinión) en lo que hacía. Creo que cuando disfrutas haciendo algo, el resultado siempre es mejor.
Después de unos curiosos y geniales julio y agosto, en septiembre empecé el curso. Me costó un poco acostumbrarme, porque realmente no hacíamos nada (literalmente). Iba a clase tres horas, volvía a casa y no tenía ni deberes ni exámenes. "Vaya chollo", pensaba. Chollo... Iluso de mi, porque los exámenes de noviembre, diciembre y los que vienen ahora, en enero, son la verdadera esencia de la carrera.
Avatares de la vida quisieron que durante el otoño me refugiara más en mi mismo. Podríamos decir que "volví a sentir" sensaciones que creía olvidadas. Las publicaciones que durante esos meses hice en este blog dan buena cuenta de ello, porque necesitaba intentar plasmar en algún sitio cómo me sentía y Pika y su retraso era lo que tenía más a mano. Todo lo malo tiene una parte buena, y en este caso fue que aprendí sobre mí mismo. Aprendí muchísimo, y de hecho eso siempre sirve para crecer como persona en el ámbito individual.
Ya en noviembre, todo volvió a la normalidad. Es decir, mejoró. El tener que trabajar a fondo durante interminables fines de semana para trabajos y algún control suelto de la universidad me ayudó a olvidarme de mí mismo y concentrarme simplemente en ser productivo.
Y así llegué a diciembre, hasta los cojones de trabajos, exámenes y universidad en general. El último día, además, tenía el examen en el que el curso anterior suspendió el 90% (literalmente) de la clase. Aún no me han dado la nota, pero creo que fue bien. Y, por fin, vacaciones. Estos días tendré que empezar a estudiar para los exámenes de enero, pero son sólo 3 y uno simplemente es leer.
Lo que me llevo
Es sencillo: me llevo vida. Amigos, experiencias, sentimientos, risas, esfuerzo... Mil cosas que se resumen en 'vida'. Puedo afirmar con toda seguridad que 2015 ha sido el año más completo de toda mi vida, y me siento orgulloso de ello.
Lo que más me alegra, sin duda, fue conocer a Inma (que no sé si leerá esto, pero igualmente es así). Poder tener a la hermana pequeña que siempre deseé y poder quererla como a nadie me sigue pareciendo un auténtico regalo de la vida.
Y no podía acabar la entrada sin hablar también de mi bananita Neo, porque es otra de las personas que siempre están ahí y por las que haría cualquier cosa.
Lo que espero y deseo de 2016
Siempre he pensado que es mejor no esperar nada de un nuevo año, porque así todo lo que se reciba hace ilusión, pero en este caso hay una cosa que inevitablemente deseo con toda mi alma: que pueda acabar bien el primer curso de la carrera, aprobándolo todo. Es algo que al principio me parecía llevable con un esfuerzo cercano al que hice en bachillerato, pero en absoluto es así; espero que pueda seguir un buen ritmo y apruebe todas las asignaturas a la primera.
También espero poder viajar. En junio, probablemente, tendrán que hacerme una pequeña intervención quirúrgica para deshacerme de un quiste, cosa que no me proecupa, pero puede hacer que necesite descansar en unas semanas de verano que podría aprovechar para ir a donde quiera. Espero que también acabe bien eso.
Y espero que todos estemos satisfechos con lo que tenemos durante todo el 2016. Este año absolutamente todos hemos tenido momentos en los que el bajón ha sido extremo, y no se lo deseo a nadie, así que como compensación espero que la vida nos regale unos muy buenos momentos parra los próximos doce meses.
Mi consejo para empezar el año
En este caso, os voy a más de un consejo: debéis tener paciencia y ser amigos buenos y detallistas, sólo os pido eso. Cuidad a las personas que queréis, no os dejéis pisotear por nadie y dejaos querer. Un año es un nuevo comienzo, pero precisamente la etapa que comienza tiene 365 días en los que si no ponemos de nuestra parte, nada funciona como debería.
No cerréis ninguna puerta, respetad a todos y dejad que la vida fluya.
Por favor: no queráis ir más rápido que la propia vida. Ese es el mayor consejo que os puedo dar.
Si algo tiene que llegar, llegará; si estáis hundidos y no veis luz al final del túnel, tened paciencia: saldréis de él. Si ansiáis algo y el tiempo es el único obstáculo en el camino, no desesperéis: acabará pasando.
Y sobretodo recordad que la vida y cada momento que nos regala son para disfrutar haciendo lo que nos gusta. Si pasáis por una mala época (o muy mala, o horrible, lo que sea), no seáis vanidosos. No queráis afrontarlo solos, buscad ayuda. Amigos, família, compañeros; lo que sea. Buscad ayuda y dejaos ayudar, porque los sentimientos de cada persona son los que son y, por suerte o por desgracia, son incontrolables.
Feliz año 2016.
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